Las ilustraciones del libro son una pasada y describen una gran variedad de emociones que nos ayudan a darle nombre a los sentimientos que experimentamos. Este diccionario con 42 emociones relacionadas entre si nos sirve de gran ayuda para no confundir emociones que están muy próximas entre si y nos ayuda a expresar lo que sentimos en cada momento para que también los demás nos puedan comprender. Del mismo modo es una gran ayuda para el conocimiento de nosotros mismos y un tratamiento eficaz contra la frustración y el bloqueo que sufrimos cuando no podemos comunicar claramente lo que nos está ocurriendo. Es también una herramienta muy eficaz para la resolución de conflictos y para el trabajo hacia una comunicación no violenta.
Materiales Emocionario: Di lo que sientes
- Guía de explotación lectora
- Fichas de actividades
- Ideas para explorar las imágenes
- Taller de emociones
Consejos de Uso:
Para personas de 3 a 6 años
Para niños pequeños, se recomienda que se comience sacando provecho a las ilustraciones de las emociones más sencillas (vergüenza, ternura, odio, aburrimiento, felicidad). El niño y el adulto pueden conversar sobre qué les ha sucedido a los personajes de las ilustraciones y sobre cómo se pueden sentir y por qué. También puede resultar adecuado explicar situaciones que se hayan vivido en las que esté implicada la emoción de que se trate en cada caso. A continuación, se puede leer el texto; por lo que sabemos de otras experiencias, los niños disfrutan cuando se les leen los textos y, de esta manera, se van familiarizando poco a poco con el vocabulario. Además, así adultos y niños se acostumbran a que las emociones pueden ser un tema de conversación natural entre ellos y se va aumentando la confianza y la intimidad entre ellos.
En otros momentos, cuando los niños experimentan una emoción determinada, que todavía no conocen, se puede leer la definición en el “Emocionario”. Así, los niños van identificando lo que oyen con lo que sienten. Esto tiene un efecto tranquilizador y normalizador: por un lado, aprenden que lo que sienten tiene un nombre; por otra parte, saben que otras personas sienten lo mismo.
Para personas de 7 a 9 años
Que los adultos y los niños compartan experiencias vinculadas a determinadas emociones contribuirá a establecer vínculos más fuertes y a que los miembros de la familia se conozcan mejor unos a otros. A algunos niños les asombra comprobar que sus padres también sienten miedo o inseguridad. Esto ayudará, además, a fortalecer la empatía de los niños y su capacidad para ponerse en el lugar del otro.
Para personas de 10 a 12 años
A estas edades, los niños van experimentando cambios físicos y psíquicos impredecibles, sorprendentes e inesperados. El “Emocionario” puede ser un gran aliado en la intimidad como lectura rutinaria: con la lectura diaria, se crea un tiempo y un espacio íntimos en los que reflexionar sobre las propias emociones y acostumbrarse a procesar lo vivido sin dejar que se enquiste. Además, aconsejamos ayudarse del “Diario de la Gratitud” para ir anotando esos sentimientos y emociones que, especialmente en esta etapa, suelen parecer desbordantes e ingobernables.
Para otros lectores
Por lo general, utilizamos sólo cuatro o cinco términos para expresar nuestras emociones. Esa manera de sintetizar nuestro vocabulario emocional influirá en los niños de nuestro entorno, ya que el ejemplo es su principal fuente de información. Si nosotros nos refiriésemos al naranja, amarillo y rojo con el término naranja, los niños se expresarían de la misma manera.
Conscientes de esto, muchos docentes y otras personas con niños a su cargo, utilizan el “Emocionario” para refrescar los matices entre unas emociones y otras y así conseguir que los niños adquieran un vocabulario que dé cuenta de su riqueza emocional.
Os dejamos también las experiencias de personas que llevan trabajando ya algún tiempo el Emocionario tanto en el cole como en casa.
- En casa:
- En el aula:
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